jueves, 5 de septiembre de 2013

Otros lo llaman suerte!

Un pasito más hacia "la buena suerte"....

Aquí tiene usted dos "ADNs emocionales" distintos, los cuales evidentemente pertenecen a dos personas distintas: “20:31:38:26:30:23:10” y "15:32:40:22:24:19:06”.
Para mayor seguridad y así yo también me quedo más tranquilo, se lo traslado a un gráfico "SpiderWeb" donde podrá apreciar que a pesar de sus diferencias, su trazado y espacio ocupado es bastante similar.
Son diferentes estas personas? Sí! por supuesto. Reaccionarán de forma parecida ante los mismos estímulos? Claro!
Básicamente son 2 personas medianamente objetivas, muy dispuestas, con una gran inteligencia, notablemente espontáneas, con ganas de aprender, con un ego sobresaliente y ausentes de maldad.
Pero mi pregunta va más allá:

Podrán trabajar en equipo de forma eficiente y sin conflictos?
La respuesta es sí!, pero con algunas deficiencias que debería resolver una tercera persona al más puro estilo "catalizador".
Cómo tiene que ser usted si quiere "sacar el máximo partido a esta pareja"? pues su ADN emocional deberá reflejar una gran capacidad de influencia y poseer  sólidas habilidades para "plantear escenarios" diferentes ante una misma situación (creatividad espacial y pensamiento tangencial).
Ahora vamos a darnos un "baño" de realidad, usted y yo... y todo el que así lo desee...
Intuyo que empieza a percibir que no hay "jefe bueno" ni "jefe malo", sino "jefe adecuado".
La inmensa mayoría de conflictos entre compañeros de trabajo, cliente/proveedor e incluso entre amigos o familia, posee su origen en el ADN emocional.
Pero.... No se preocupe. Todo tiene solución!

El concepto clave es el que se determina como "Flexibilidad del ADN", ya que no existe un ADN bueno y otro malo, sino un ADN más flexible y otros más rígidos o inelásticos. Vamos... que estos últimos carecen de "cintura".
Por ello, los "líderes", empresarios y trabajadores deben mejorar dicha flexibilidad con el objetivo de poder adaptarse al máximo número de circunstancias cambiantes.
De esta manera se reducen los conflictos, los tiempos muertos, los tiempos lentos y cualquier suceso que repercute en la rentabilidad del negocio.
Una estupenda aplicación de dicha flexibilidad se da en las negociaciones, donde en un segundo usted puede perder la camisa y la de sus compañeros o.... comprarse un traje nuevo de marinero.
Piense por un momento (no le será muy difícil, imagino) que tiene que negociar un importante contrato con una persona que posee un ADN emocional con elevados rasgos de "Rebeldía" (Rb). Siempre "entrará al trapo" con un lenguaje subjetivo y singular ("Pues yo no estoy de acuerdo", "Eso no es así", etc...). Por lo tanto, prepárese para afinar ese muelle llamado flexibilidad.
Si cae en la fácil y evidente trampa de responder desde este mismo registro (Rb), los dos se asfixiarán quemando rápidamente todas sus energías como si tuviesen una bolsa de plástico en su cabeza mientras toman el Sol en la playa. Cada uno con su bolsa, claro está.
Quizás, usted no posea el rango suficiente del registro de ADN requerido para disponer de la suficiente flexibilidad,. Esto podría ocurrir y en ese caso, le aseguro que lo notará enseguida. Será como una partida de "strip-póker" donde a cada frase que diga o le digan, le quedarán menos prendas que ofrecer.
Ahora ya sabe que su capacidad para obtener rentabilidad se basa en gran medida en su propio "yo" gustosamente aderezado con el "vosotros". Créame...todo lo que le sucede es previsible. Usted ya lo sabe, lo intuye y lo sufre. El problema es que no dispone del catalejo apropiado. Otros lo llaman suerte!

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