domingo, 6 de septiembre de 2015

El ADN de 4 hermanos

A menudo las cosas más complejas suelen ser simples, aquellas que parecen lejanas están más cerca de lo que pensamos y esas que reclaman seriedad pueden ser orientadas desde el sentido del humor.
Fíjese si es así que me voy a atrever a contarle alguna que otra intimidad. Espero que no se moleste...
Mire... en casa vivíamos 4 hermanos y a pesar de que mis padres nos trataban por igual haciéndonos creer que todos éramos sus hijos, yo empecé a pensar que no era así… desde bien pequeño. No me cuadraba el parecido de mi hermano con Gandhi y el mío con Frijolito. Pero la verdad es que todos teníamos un "aire".
La uniformidad la rompía mi hermana, ya que mientras ella jugaba con muñecas, el resto le dábamos patadas al balón. Vestíamos todos iguales, pero con diferente talla; incluso fuimos al mismo colegio religioso recibiendo la misma educación de forma sucesiva por los mismos profesores. Yo era el pequeño y quizás por ello, Fatima, la fiel asistenta doméstica, me cogió un cariño especial a la vez que me llevaba agarrado a su espalda cuando mi madre le encargaba bajar a la piserí* para comprar un kilo de higos chumbos ya pelados.
Los 4 nos parecíamos con respecto al resto de la población, incluidos los hijos de nuestra vecina Madamme Simón; pero cuando me escondía debajo de la mesa Singer para evitar ser presentado ante las numerosas visitas que atendía mi padre, meditaba sobre las numerosas diferencias que poseíamos; lo cual no conseguía que mi madre no confundiera nuestros nombres al llamarnos para merendar.
Mi hermano mayor era listo, el segundo inteligente; mi hermana era superdotada y yo, una pausada mezcla de los 2 primeros.
Mi hermano mayor aprendió francés y el segundo, español. Mi hermana ambos idiomas y yo… inglés. Mi madre me decía que esta “habilidad” era heredada de mi abuela paterna que a pesar de hablarme siempre en español antiguo, era inglesa.

Como usted comprenderá, el lío que yo tenía era importante y más cuando supe que cada célula de los cuerpos y mentes de todos nosotros poseían una copia exacta del ADN de nuestro padre y de nuestra madre, y ellos a su vez, de nuestros respectivos abuelos. Imagino que ahora entenderá mis sospechas…
Años más tarde conocí aquello del nivel de expresión de los genes, el ADN, el ARN, las combinaciones, las recombinaciones, la epigenética, etc…  y entonces me tranquilicé un poco.
Mi padre falleció por un ictus a pesar de padecer diabetes; mi madre está fresca como una lechuga a pesar de padecer diabetes. Mi hermano mayor falleció por un cáncer de colon y no tenía diabetes. El resto vamos arrastrando una cierta tendencia hipertensa con distinto sentido del humor.
Como ya me dijo mi madre, yo había heredado cierta cabezonería anglosajona; entonces me interesé por encontrar el motivo por el cual éramos parecidos y tan diferentes a la vez. Por un lado, cuando tomamos el Sol, nos ponemos muy morenos. Por ello, considero que poseemos una buena y sustanciosa producción de melanina cuyo precursor es la tirosina. Así mismo caí en la cuenta de que nuestro carácter dinámico e inquieto se transformaba en agresivo cuando nos llevaban la contraria; lo achaqué a un exceso de norepinefrina, cuyo precursor es la tirosina. No éramos traviesos como los niños pelirrojos, pero teníamos un toque creativo… los chicos con la música y mi hermana con el dibujo. Eso lo achaqué a la combinación entre la histamina, la acetilcolina y la dopamina que éramos capaces de producir. Yo me enamoré de una bandurria a los 7 años, por lo que deduje que la oxitocina rebosaba por mis neuronas en plena sinapsis. Todavía no se si lo que me atrajo de ella fue su funda de tela escocesa, sus 12 traidoras cuerdas o la pequeña púa de plástico que la acompañaba.
Cierto es que todos teníamos gran facilidad para escondernos bajo la cama cuando mi padre se enfadaba… así que lo achaqué a la adrenalina. Todos nos sentíamos deportistas, menos mi hermano mediano; pensé que el glutamato actuaba con gran virulencia mientras que la serotonina y el GABA se apoderaban de las neuronas de mi hermano más reflexivo y contemplativo. Mi madre posee una “memoria de elefante”; por lo que deduje que su capacidad para producir acetilcolina era sustancial y mi padre fue futbolista profesional; así que pensé que la dopamina acompasaba rítmicamente sus movimientos; eso que llamamos sincronización motora.
En fin, que he sacado la conclusión que me indica que las combinaciones entre los ADNs se mezclan como las personas lo hacen y que dicho resultado se recombina a su vez para alcanzar una unidad que luego será componente de otra. De vez en cuando algo se estropea y lo intentamos reparar. Cuando no se arregla bien, entendemos que muta desviándose del amplio cauce predeterminadamente acotado pero... eso es otra historia; una historia de mutantes.


*piserí se refiere al colmado o tienda de alimentación típica de barrio.

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